Esta ventaja natural de la palabra oral frente a todo otro medio de expresión conlleva toda la filosofía del lenguaje sobre la vía logocentrista o fonocentrista: unión absoluta y necesaria de la voz (logos) y del sentido. (Derrida, 1974) La palabra fónica crearía pues el pensamiento abstracto y el razonamiento. Para Aristóteles, los sordos (que tienen una voz pero no es articulada) son incapaces de hablar y por lo tanto incapaces de acceder a las “nociones abstractas y morales”. (Mottier, 1978).
martes, 29 de octubre de 2013
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