La lengua hablada, la voz, esta forma misteriosa y exclusiva de expresar el pensamiento suscitó por supuesto las reflexiones de los filósofos: Aristóteles mismo califica de simbólica la relación de la palabra con las cosas afirmando: “Los sonidos emitidos por la voz son símbolos de estados del alma y las palabras escritas, símbolos de las palabras emitidas por la voz” (La interpretación, 13 a 16), es por eso que la lengua fónica aparece como “la primera convención, ésa que se va a referir inmediatamente al orden de la significación natural y universal...”. (Derrida, 1974) En consecuencia, la palabra (o sonido emitido por la voz) primera y esencial tendría una relación intrínseca con los contenidos mentales (o estados del alma). Todo otro medio de expresión (gestos, escritura) que vehiculice esos contenidos mentales sería excluido de esta jerarquía y considerado subsidiario de esta palabra.
martes, 29 de octubre de 2013
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